Qué difícil dar el salto al vacío del deseo, que miedo el vértigo del supuesto deber ser, que locura no hacer lo que tenes ganas de hacer. Al final del camino del deseo está eso llamado éxito, y el éxito es hacer lo que a uno le gusta. Entonces hacelo, intentalo. Y si te acusan de ser un soñador o soñadora, que eso solo pasa en las películas, contales la siguiente anécdota, la de un hombre que decidió ser protagonista de su película, decidió ser protagonista de su vida.
El martes 9 de julio de 1816 en el Congreso de Tucumán, se firmó la Declaración de Independencia de la Argentina. Significó la declaración formal de la ruptura de los vínculos de dependencia política de las Provincias Unidad del Río de la Plata con la monarquía española. Para llegar a esta decisión el pueblo se organizó movilizado por la queja, eran muchas, pero la queja madre apuntaba al derecho de ser libres y no depender mas de España. Así comenzamos el camino colectivo hacia la independencia política real, camino muy difícil.
Pero qué pasa con la independencia personal,todos tenemos proyectos, sueños… cómo esos objetivos a veces no pueden independizarse de la queja. Y sobre la queja quiero hablarles, porque la queja es algo muy característico de los argentinos, no digo que sea buena o mala… el tema es qué hacemos con ese tipo de queja…
Si consideras que sos de las personas que se quejan por la vida que llevan, ésta es una anécdota que te puede interesar. No creas que vas a encontrar una solución, no pretendo entrar en la lógica de la comunicación de autoayuda, pero puede que te inspire. Cuando hablo de queja, me refiero a esa queja por la queja misma, que muchas veces nace del deseo frustrado. Y como diría mi analista, si te quejas, ojo que podes ser esclavo del deseo del otro. Ese ser esclavo es sentirse esclavo del deseo del otro.
Desde la lógica de la queja como deseo frustrado te propongo empezar un poquito antes: te quejas, ok, pero que deseas. A veces el problema del deseo es descubrir qué deseas, y después comprometerse con ese deseo. Por ejemplo, te quejas porque tu jefe no te reconoce por tu trabajo. Tal vez tengas razón, comprometéte con lo que deseas para vos dentro de la estructura del trabajo e insistí. Y si crees que ya lo hiciste todo y no logras lo que te proponés, no te frustres, podes poner la energía en lo que deseas fuera de esa estructura. No necesariamente tenés que trabajar a desgano o renunciar, porque tal vez no te queda otra. Intenta buscar una alternativa aunque sea pequeña para empezar a construir ese espacio que contenga y haga crecer tu deseo. Y si un día ese espacio se convierte en un castillo? De qué te vas a quejar?
Quejarse no está mal, pero te puede paralizar. La queja tiene bastante de haragana, y encuentra conversación entre los cómodos. Pensalo, ya te reconociste en alguna queja? Y esa queja personal donde te llevó, o mejor dicho, te llevó a alguna parte? Sé que suena fácil decirlo y que es muy difícil poner en marcha el deseo, y esto me lo estoy diciendo a mí mientras lo comparto con ustedes.
A mediados de los años 70 del siglo pasado, un joven actor intentaba triunfar en la industria cinematográfica norteamericana. Había conseguido algún papel chiquito, no salía de eso. La pasó tan mal económicamente que terminó viviendo algunos días en la calle y hasta vendió a su perro. Viendo una pelea de boxeo entre Muhammad Ali y Chuck Wepner algo le pasó. En tres días escribió el guión de una película sobre un humilde boxeador amateur que soñaba con ser campeón del mundo. Tenia unos 30 años, baja autoestima, hacía un trabajo sencillo, y para ser un peleador resultaba bastante tierno porque se mostraba cariñoso y enamorado de su novia.
El guionista empezó a visitar a los productores, y quisieron comprarle el guión, pero no llegaban a un acuerdo porque el autor además quería ser el protagonista de la película. Le ofrecían cada vez mas dinero, pero él decía que no, que el guión sí o si se hacía con él como el actor principal. Finalmente lo aceptaron, eso sí, le pagaron menos por el guión.
Fue así que el 3 de diciembre de 1976 se estrenó “Rocky”, escrita y protagonizada por Sylvester Stallone. Ganó tres premios Oscar, uno de ellos como mejor película, un Golden Globe y el reconocimiento de toda la industria cinematográfica.
Para Sylvester Stallone, Rocky Balboa es su mejor amigo, le salvó la vida, lo ha dicho en entrevistas. En realidad Sylvester y Rocky son la misma persona, y el éxito de la historia se da por la empatía que todos los soñadores sentimos con el personaje. Proyectamos en él nuestros deseos, nos sentimos identificados con ese luchador de la vida, que hace un trabajo mientras quiere otro, que entrena, se prepara, cae, se levanta, llega a la pelea más importante de su vida y la pierde… no te acordabas que perdía al final? Perdón por el spoiler.
Sylvester deseo ser Rocky, agarró a trompadas a la queja, y encontró el éxito haciendo lo que le gusta, aunque al final no gana. O sí?
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