Muchas veces me siento exitosa pero cuando pienso en las causas, entonces dudo. Pues he llegado a la conclusión que es necesario resetear los estereotipos del éxito. Porque no siempre se lo encuentra en donde te vendieron que está.
Solía creer que personalidades como Einstein, Freddy Mercury o Galileo eran personas EXITOSAS. Y que sólo ellos serían dignos de ser RECORDADOS por sus logros. Pero ahora siento que yo también soy digna de ser recordada por ser una mujer tenaz que siempre buscó su felicidad, por su sonrisa y optimismo y por luchar siempre para que sus hijos tengan un mundo mejor. Éste es mi éxito. Es lo que me hace feliz. Buscar la felicidad en las pequeñas cosas, en los pequeños momentos y ser capaz de generarlos de la nada. De seguro, habrá gente que piense que esto es ser mediocre pero lo cierto es que gente como Steve Jobs o Gahndi eran accidentes de la naturaleza y, que la mayoría de la humanidad somos mediocres. Pero no con ese sentido negativo de la palabra que tiene en nuestra sociedad. Sino con el significado de NORMAL.
Está perfecto tener sueños, lo loco es asociar el éxito a su concreción. Porque algunos sueños como ser astronautas tienen estadísticamente las mismas chances de concretarse que ganar la Lotería.
La mediocridad mueve al mundo. Si una persona es un genio porque inventó el IPhone también lo es gracias a que hay millones de mediocres que lo compramos. Si todo el mundo fuera especial, nadie lo sería ¿Verdad?
Una cosa es no renunciar a tus sueños y otra cosa es llevar la bajada de línea de Coelho a la frustración. No está mal ser mediocre, ser normal. Está mal sentirse frustrado por no sentirse especial. No encontrar tu “especialidad”. Sino toda esta onda de ser especial, de tener éxitos sólo genera decepción, gente amargada y mucha negatividad.
Yo no quiero que mis hijos sean así: frustrados o amargados. Quiero que sean lo que se les de la gana pero felices. Que no tengan la sensación que sentirse normal es sinónimo de fracaso. Que si las cosas no salen como las planearon entonces no pueden ser exitosos. Quiero que puedan disfrutar de una tarde de sol al aire libre, compartir una risa en familia, una caminata con su abuela o un cuento con sus tías, porque nada llena más el alma que sentirse bien y nuestra cotidianeidad está llena de estos momentos si sabemos buscarlos, encontrarlos y valorarlos. Esa es la clave del éxito, saber encontrarlo donde sea. Porque mucha gente vive amargada por no saber disfrutar lo que realmente es importante para uno mismo. Y puede estar en un Nobel o en una sonrisa.
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