Es el año número 12 que se realiza la Noche de las Librerías sobre una avenida emblema de Buenos aires, Av. Corrientes, que por cierto estaba repleta de curiosos y turistas.

El evento está incorporado a la agenda anual cultural de los porteños, ya que se realiza siempre en el mes de marzo, pero un pedido de las librerías que conforman la postal siempre viva de la arteria más importante del centro de la ciudad pidieron si se podía trasladar a este mes la celebración con la esperanza puesta en que se vendan más libros, en uno de los peores años de la industria editorial en materia de ventas.

“Se vende bastante más que en cualquier época del año, pero este año fue muy bajo en ventas en general”, dice uno de los encargados de una librería tradicional de la calle Corrientes. A la vez, los vendedores de las mesas puestas en la calle ofrecían ofertas muy convenientes, del mismo modo que las librerías de saldo, que estallaban de público por sus pasillos. Pero en la Noche de las Librerías también se hace presente, claro, la literatura.

Desde Riobamba hasta Talcahuano, había escenarios en cada esquina.  La zona alberga 33 librerías, en esta oportunidad todos los espacios tenían nombres de escritoras. Desde el escenario Alejandra Pizarnik hasta el “estadio” Hebe Uhart, pasando por los livings Sara Gallardo, Alfonsina Storni o Silvina Ocampo, entre otras, las hacedoras de literatura fueron homenajeadas en el evento.

Una visión privilegiada del evento se tenía desde el Bar La Paz arriba, ubicado en las alturas  pero hacia adentro también pasaban cosas. Mesas de billar habían sido tomadas por editoriales independientes.Nosotros no nos damos cuenta, pero los extranjeros se sorprenden mucho por esta avenida Corrientes –dice el ministro de Cultura porteño Enrique Avogadro–. Es que esta es la ciudad con mayor densidad de librerías por habitantes del mundo y un evento como este es inédito. Esta es la primera vez que se realiza con la avenida remodelada y creemos que a pesar del calor vamos a tener una asistencia récord”. Según las cifras brindadas luego por el ministerio, así había sido la concurrencia, que habría superado a las cien mil personas. Es que además era un paseo, una oportunidad de tomar un helado, una jornada para asistir a eventos con artistas calleros, ilustradores como Sergio Langer o Tute, entre otros, que intervinieron los vidrios del teatro Sarmiento y hasta caballetes con pinturas para que los niños también disfrutaron. Los bares se encontraban llenos de asistentes, incluso más que otros domingos previos a un feriado.

Una mesa con mucho atractivo para el público fue la de os talleristas de escritura, a la vez que escritores ellos mismo, Liliana Heker, Jorge Consiglio y Julián López, coordinada por Hinde Pomeraniec. “¿Se puede aprender a escribir?”, fue la pregunta disparadora que produjo que se desarrollaran conceptos y memorias. Las personas que vienen a mi taller deciden, pero se puede orientar” dijo Heker

El clásico café El gato negro había sido escenario durante toda la jornada de escritores y artistas que contaban sus travesías literarias por la frontera de la ciudad. Pasadas las 22 llegó Mariana Enriquez, recientemente galardonada con el premio Herralde 2019, que la llevo´a ser copartícipe en pocos días de otras escritoras argentinas también premiadas.

Había sido una noche exitosa porque las veredas mismas se convirtieron en espacio para las bateas de libros, por los escritores que visitan las mesas y por el público que compró sus obras. Como siempre, se demostró que un libro es siempre una buena compañia y más si es por Av. Corrientes y en la noche porteña.