Con el otoño es momento de renovar la huerta urbana para dar paso a cultivos acordes a la estación. Cultivar nuestras propias verduras no solo nos permite disfrutar de alimentos frescos, sino que también contribuye a cuidar el ambiente al reducir el desperdicio de productos. 

Dependiendo de las características del suelo y la cantidad de luz solar que reciba la huerta, el otoño es un momento propicio para sembrar hortalizas de raíz, como cebolla, rábano, remolacha y zanahoria; hortalizas de hojas, como acelgas, coles, espinacas, lechugas, perejil y puerro; también legumbres, como arvejas.

Preparación de la tierra

La preparación de la tierra es un paso fundamental. Si se está comenzando desde cero, se puede enriquecer el suelo utilizando compost. Si la huerta ya está armada, se recomienda dejar los cultivos viejos y plantar los nuevos en el mismo espacio. Este enfoque no solo mantiene la materia orgánica en el huerto, sino que también ayuda a proteger el suelo de la erosión hídrica y eólica. Al cosechar, solo hay que retirar únicamente el fruto, dejando las raíces en el suelo, ya que su descomposición enriquecerá y aireará la tierra.

También hay que tener en cuenta que el monocultivo reduce la productividad a través del tiempo, porque desgasta la diversidad del suelo y disminuye la diversidad de organismos benéficos, favoreciendo la proliferación de plagas. Por eso, es fundamental variar la siembra de cultivos según la temporada.

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https://buenosaires.gob.ar/recuperacion-y-control-de-ecosistemas/voluntariado-de-agricultura-y-vivero