Argentina es el país que podría alimentar al mundo, pero a su vez exhibe una cifra record de pobreza infantil en el siglo XXI.
Finalmente cerramos el ciclo con un resumen de todos los historiadores que hemos consultado para hacer esta serie sobre la historia de la alimentación en la Argentina y, junto a Karina Ocampo autora del libro “La ruta del maíz, conversamos sobre los desafíos de producir alimentos saludables en el siglo XXI.
En esta última entrega, finalmente intentaremos respondernos esta pregunta: Alimentación Argentina ¿Evolución o decadencia?
No sé si podemos aseverar si estamos en decadencia, pero seguramente que evolucionando tampoco a nivel alimentación. Lo que está fallando a lo largo de los años y a lo largo de la evolución del mundo y del propio ser humano el modo de producir los alimentos en el mundo. Esto se ve reflejado a la hora de ver la cantidad de personas en el mundo que carecen de alimentos y de agua potable para la subsistencia.
Hay que desarrollar el bien para hacer crecer este modelo de producción de alimentos sanos, seguros y soberanos. Libres de anotómicos y fumigaciones.
No solo a nivel nacional sino también mundial.
Tal vez sea una utopía pensar de esa manera teniendo en cuenta la concentración de poder que hay en la industria alimentaria.
Lo que venimos haciendo a lo largo de la historia es producir de una manera natural, y en algún momento eso se desvió por el hecho de generar una ambición, un dinero, un PBI , que no puede ser el único parámetro de crecimiento, cuando estamos destruyendo el ambiente.
El maíz es un alimento tan noble que es un gran símbolo para analizar este presente de modelo productivo.
El modelo actual es vil y muy cruel, ya que no tiene en cuenta el principal eslabón que es el productor rural, los campesinos, las manos que nos dan de comer y el suelo la tierra que produce para todos nosotros.
Invitamos a la gente que reflexione sobre los alimentos que estamos consumiendo, a quienes le estamos comprando, a quienes estamos beneficiando. Tal vez menos compras en el supermercado, más compras y consumos a los productores locales, y saber de donde provienen los alimentos. Por ahí va la casa y el camino hacia una mejor distribución de los alimentos y una mejor calidad de alimentarnos…
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