Un joven que sintió la necesidad de transformar y hacer algo por  el mundo y planificó su viaje en bicicleta para colaborar con su granito de arena.  Esta es la historia de Agustín Ochoa.

Esa loca idea preliminar y las ganas de viajar , lo llevaron a Agustín por el continente Africano.

Una tarde sentado en su casa frente al televisor, pudo reconocer e involucrarse con el sufrimiento de la gente, ese fue el disparador para comenzar esta historia. Así fue como pateó el tablero y comenzó a planear el viaje para recorrer África y darle charlas motivacionales a los jóvenes de cada región.

Agustín saltó de la comodidad de su sillón para darles una herramienta motivacional a los jóvenes del futuro. No fue fácil, fueron 13.000 kilómetros de desiertos, temperaturas extremas y hasta depredadores y algunos visitantes un poco hostiles.

Pero, seguramente te estarás preguntando, por qué tan lejos, por qué África? La pregunta no tiene una respuesta racional, Agustín sintió la necesidad de estar en ese lugar, lo tomó como un llamado que tuvo esa tarde en el living de su casa, y allí se lanzó a rodar.

Pero también te preguntarás por qué eligió hacerlo en bicicleta?…

Agustín cuando era chico nunca aprendió a andar en bicicleta , ni tampoco tuvo una. De grande cuando estaba en la universidad aprendió y  Cuando surgió la idea de hacer el viaje, sintió que era la manera de enfrentar el miedo que siempre tuvo y pensó que era como su máximo esfuerzo y desafío…Hacerlo en bici hasta África y con niños dando charla motivacionales.

La vida que tenía Agustín en la ciudad ya no lo satisfacía.  Se vio abrumado por su rutina cotidiana, ya no le gustaba su trabajo ni el estilo de vida que estaba llevando.  Como todos los viajeros aventureros, simplemente se lanzó en caída libre hacia lo perfectamente desconocido..

Contento y satisfecho por la gran experiencia vivida, por la recepción de todos y por las enseñanzas que se trajo con él para siempre.

Cuando llegó al Cairo, lo recibió una persona en el aeropuerto que le dio hospedaje en su casa y ahí es donde armó bien la bici, la ensambló y se dispuso a empezar.

África es un país que tiene una hospitalidad inmensa y a pesar de algunas miradas desconfiadas al principio, lo que más le llamo la atención a Agustín fue el respeto y el entusiasmo y las devoluciones de esos jóvenes. 

Ante la primera pinchadura, Agustín, nunca había emparchado una cámara de bicicleta, ni tampoco tenía entrenamiento.  La virtud, la voluntad y las terribles ganas es lo que hacía que Agustín no parar y se animara a vivir este sueño. Tuvo que pasar algunas situaciones de riesgo como le pasó en Tanzania, allí tuvo un encuentro con un hipopótamo que corría paralelamente a su marcha, o como cuando se topaba con algunos habitantes de distintos lugares no demasiado amigables.

Sin lugar a dudas fue la experiencia más enriquecedora de su vida hasta ahora, como siempre remarca él.  Porque cuando uno comienza a la aventura de vivir de un modo diferente, no hay un fin. 

Gracias a esa elección en ese momento de su vida , hoy puede estar feliz al 100 % y con la alegría que puede emprender otro viaje en cualquier momento.  Uno de los grandes aprendizajes es que siempre se puede dar y alcanzar más de lo que uno cree.