Las fiestas patrias me remiten inevitablemente a mi niñez. Recuerdo el día previo muy claramente.  El día antes mamá ya empezaba el “operativo uniforme” y comenzaba con el acicalamiento de las prendas que híbamos a usar en el acto de la escuela.

El conjunto se componía de medias azules, jumper gris de franela, camisa celeste con corbatín azul marino, sweater escote V, blazer azul con el escudo distintivito del colegio y una conta azul para el moño del pelo.

Mi escuela, que hoy todavía existe es un Instituto que  pertenece al Ejército Nacional, por lo tanto en esos día venían a tocar los músicos de la fanfarria con sus instrumentos.  Recuerdo que era maravilloso ver entrar a la fanfarria, una emoción total, algo divertido, diferente, era música en vivo, todos cantábamos como si estuviéramos participando de LA VOZ, dejábamos todo!!!

De ahí mi predilección con los himnos y las marchas y así fue que al día de hoy me las aprendí todas y están guardadas en mi memoria.  Además esos días eran realmente de fiesta porque se festejaban el mismo día que decía en el almanaque, el invento del feriado puente vino mucho después.

Como había comedor, después de los actos le pedía a mi madre que me sacara un ticket para tomar la merienda junto a mis amigos del internado y como la ocasión lo ameritaba, ese día pasábamos del mate cocido con pan y mermelada al chocolate caliente y facturas o pastelitos, era hermoso, era mágico.

Febo asoma, ya sus rayos
Iluminan el histórico convento.
Tras los muros, sordos ruidos
Oir se dejan de corceles y de acero.

Son las huestes que prepara
San Martín para luchar en San Lorenzo,
El clarín estridente sonó
Y a la voz del gran jefe, a la carga ordenó…

La marcha de San Lorenzo era una de mis preferidas y San Martín en esa época era como un súper héroe que había liberado la Patria.  Valiente, decidido, con su imponente estampa y su caballo.

Hoy hace ya más de treinta años del recuerdo y sin embargo sigo teniendo la misma nostalgia linda al escuchar la marcha todos los 17 de agosto. Cierro los aojos y puedo sentir hasta el olor del chocolate que preparaban desde la cocina, mis compañeros inquietos y las señoritas expectantes de que entrara la fanfarria y que todo estuviera en orden.

En el momento que empezaban los primeros acordes recuerdo los pelos se me erizaban y me invadía una mezcla de emoción y orgullo.  Y me sigue pasando de adulta lo mismo.  Ese momento de la infancia que nos grabaron en la retina y nos inculcaron el amor a la patria, porque se trata de eso del amor por nuestra patria y por nuestros héroes. 

Debemos honrarlos y recordar siempre las palabras del General San Martín… “Seamos libres y lo demás no importa nada” es una de sus frases más recordadas que sintetiza su anhelo y accionar en favor de un país soberano y libre por sobre todas las cosas.   El Padre de la Patria fue una figura indispensable para las gestas independentistas de Argentina, Chile y Perú. El cruce de los Andes en 1817, la segunda cordillera más alta del planeta, es considerado hasta el día de hoy una de las hazañas militares más destacadas del mundo.

Todos los 17 de agosto se conmemora un nuevo aniversario del deceso del General San Martín, el Libertador de América. En Argentina se le reconoce como el “Padre de la Patria”.