El lunes 3 de junio, en la Ciudad de Buenos Aires se pudo ver la movilización que tuvo su arranque desde congreso, para concluir con la concentración en plaza de mayo.  Se replicó por todo el país.  Fue la quinta marcha de Ni Una Menos (NUM) por violencias sexistas, racistas, económicas, identidades vulneradas y aborto legal; esa fue la consigna.

En la esquina del congreso (Av. Rivadavia y Av. Callao) comenzaron a reunirse y se autoconvocaron organizaciones sociales, feministas, estudiantiles, partidos políticos y dirigentes de distintos sectores.

El lema era igual que en las marchas anteriores, se marchó en contra de las violencias patriarcales, para todas las mujeres, lesbianas, travestis y trans. También siguieron los recalmos exigiendo la legalización del aborto, después de que el año pasado el Senado le diera la espalda a la movilización masiva y democrática que lo viene exigiendo hasta ahora como una deuda histórica.

En la Capital Federal , la marcha estuvo encabezada por referentes de distintos sectores, donde estuvieron presentes mujeres afro, indígenas, de las disidencias de género, de la Campaña Nacional por el Aborto Legal Seguro y Gratuito. Participaron periodistas, estudiantes, científicas y distintas organizaciones que trabajan con víctimas.

Un femicidio cada 32 horas

Según un informe difundido por la Asociación Civil Casa del Encuentro. Casi 3.000 mujeres, una cada 32 horas, fueron víctimas de femicidios y más de 3.500 hijos e hijas perdieron a sus madres como consecuencia de estos asesinatos, el 64% menores de edad en los últimos 11 años.

“Lo más problemático es que durante estos años, no se ha podido hacer descender el índice de violencia contra las mujeres, que se ha sostenido casi sin cambios”, dijo Ada Rico, presidenta de La Casa del Encuentro. “Necesitamos profundizar en políticas públicas integrales, pero también el cambio cultural porque en tanto se siga considerando a las mujeres como un objeto de pertenencia, no vamos a cambiar”, agregó.

Por otro lado, Rico destacó las “excelentes leyes” que el país fue dictando para prevenir y combatir la violencia machista, pero cuestionó el obstáculo que en su cumplimiento representa muchas veces el Poder Judicial, que “sigue siendo sexista y patriarcal”.

El informe mostró también que más del 62% de los femicidas fueron esposos, parejas o novios de las víctimas al momento de cometer el crimen o lo habían sido con anterioridad; mientras casi el 16% no tenían vínculo, el 11% fueron familiares, y 8% eran vecinos o conocidos. Las estadísticas muestran también que casi el 66% de las víctimas de esta forma extrema de violencia de género tenían entre 19 y 50 años de edad.

Por otro parte, la provincia de Salta es la que concentra la tasa más alta de femicidios (13,78), seguida por Santiago del Estero (13,30) y Jujuy (11); mientras que la menor incidencia se registra en la Ciudad de Buenos Aires, con sólo 4,36 de estos crímenes cada 100 mil habitantes.

Entre 2008 y 2019 un total de 303 niños y hombres murieron víctimas de femicidios vinculados, es decir, fueron asesinadas al intentar impedir la agresión o con el objeto de castigar y destruir psíquicamente a la mujer que consideran de su propiedad.