Ya sabemos que la bajante del río Paraná no será pasajera y  la sequía no se va a solucionar de un día para el otro.  Nos interesa saber con la mayor distinción posible.  Especialmente referido a sus orígenes, es decir cuáles son las causas.

Rstó no es un fenómeno de corta duración y para poder entender sus causas nos tenemos que ir dos años para atrás.  A mediados del 2019, ya las aguas del río Paraguay (porque hay que entender que hacia el sur de Corrientes el río Paraná es la suma del Paraguay que sería por un lado el pantanal y el río Paraná que viene desde Brasil).  Como decíamos a mediados del año 2019, el río Paraguay en la parte norte de su cuenca comenzó a tener dramáticos descensos de su caudal  por déficit del régimen de lluvias, producto de patrones de variabilidad climática.

Luego en el año 2020 se sumó la disminución de los caudales por disminución de la lluvia del Paraná brasileño y del río Iguazú y ahí es cuando empezó a actuar el fenómeno de “La Niña”, que fue de mediados del 2020 hasta la fecha que es la histórica bajante que estamos viendo por estos días y que afecta a las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires.  Lamentablemente es una combinación de eventos climáticos desafortunados que se dieron de esta manera consecutiva y en el término de dos años.

Las probabilidades de lluvias son bajas, para recargar esta gran cuenca, que tienen miles de kilómetros (desde el estado de San Pablo en Brasil hasta Buenos Aires).  Realmente se necesita que llueva en abundancia y hay dos factores que están jugando en contra.  Por un lado la estación seca.  En la parte norte norte de la cuenca Paraná y Paraguay y la parte brasileña y paraguaya, en el invierno es la estación seca ya de por si naturalmente llueve muy poquito o no llueve.

No podemos esperar que en esa parte de la cuenca llueva.  Recién en octubre tendría que llover de haber condiciones normales.  Pero las perspectivas climáticas que se elaboran en conjunto entre el Instituto CIMA, el Instituto Meteorológico y otras instituciones, prevén que las complicaciones de la lluvia van a continuar en la primavera y es muy probable que continúen en el verano.

Lamentablemente también la línea que parecía que estaba finalizada ha comenzado a emerger.  Entonces excepto que el clima nos depare alguna sorpresa, que podría pasar en esta naturaleza caótica, no hay predicciones de indencios de que esto vaya a cambiar en los próximos tres o seis meses.

Con la sequia ya existente más la llegada de las estaciones cálidas, las posibilidades de que esta zonas se conviertan en posibles focos de incendios se acrecentad y habría que ir tomando medidas de prevención para estos posibles acontecimientos. 

Estos son los que se llaman eventos combinados o compuestos que exacerban mucho los impactos.  El clima es capaz de generar un evento como este sin la necesidad de la intervención humana.  Es vital entender esto a pesar de que a algunos pueda llegar a frutarlos.  Por eso un vivir en armonía con el ambiente sería asumir que este tipo de eventos pueden pasar y deberemos adaptarnos, de nuevo, en armonía con el ambiente.