“En mi vida cometí tres errores: nacer mujer, lograr ser escultora y tener ideas avanzadas para mi época.” La frase es de Lola Mora.

Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández nació en 1866 en Tucumán, y con las años se convirtió en Lola Mora, la primera escultora argentina que dejó al desnudo la sensualidad femenina escondida en una pieza de piedra o mármol, y lo peor de una sociedad pacata que vio en sus obras obscenidad, en lugar de belleza.

A los 29 años viajó a Roma gracias a una beca y abrió su atelier, donde trabajó sobre la figura de un cuerpo humano realista. En 1902 recibió un encargo de la intendencia de la ciudad de Buenos Aires y comenzó a esculpir su obra más famosa, “La Fuente Monumental de las Nereidas”, representación del nacimiento de Venus, la diosa del amor en la mitología romana.

Imagínense el escándalo que produjo en la sociedad porteña conservadora el conjunto escultórico, en el que se ven a los tritones, las nereidas y la diosa Venus, desnudos. La delicadeza con la que el mármol de Carrara había sido cincelado, destacando la femineidad de los cuerpos de las nereidas y Venus… fue teñida por cuestionamientos del tipo moral que veían en la obra “una fuente pornográfica”.

La idea original era instalarla en la Plaza de Mayo, donde está la pirámide a pocos metros de la Catedral, pero la curia puso el grito en el cielo. Entonces evaluaron llevarla lejos, primero a Mataderos, después se habló de Parque de los Patricios, pero finalmente en 1903 la inauguraron en el Parque Colón, en la actual Avenida Leandro Alem y la calle Perón, en el bajo porteño. Ese 21 de mayo, rodeada de las principales autoridades del país, Lola fue la única mujer que asistió al acto.

Pero las llamadas “ligas moralistas” presionaron tanto para que saquen la fuente del centro de la ciudad, que en 1918, bajo la supervisión de la escultora, la terminaron trasladando a su ubicación actual, la Costanera Sur, lejos de la gente de bien, que no merecía estar expuesta a la pecaminosa obra de Lola Mora, que además era mujer y usaba pantalones mientras trabajaba… que horror.

No es broma, a Lola la desacreditaban por ser mujer y vestir pantalones. Y hasta dijeron que la obra fue esculpida por los hombres que trabajaban en su taller de Roma y no por ella.

Lola Mora falleció en 1936, sumida en la pobreza económica y sin el reconocimiento que mereció en vida. Inteligente, talentosa, transgresora, lúcida, dijo: “En mi vida cometí tres errores: nacer mujer, lograr ser escultora y tener ideas avanzadas para mi época.”

Lola, vos que seguís ahí viva en la Costanera, naciendo como la Venus de tu fuente, quiero que sepas que la historia te dio la razón. El 17 de noviembre, fecha en la que llegaste a éste mundo, gracias a vos en argentina es el día nacional del escultor y las artes plásticas. Además tu “Fuente de las Nereidas” fue declarada Bien de Interés Histórico Nacional.

Ya no suenan aquellos aplausos machistas, rancios e impostados, que escuchaste en 1903 durante la presentación de tu obra, de parte de una sociedad que no supo o quiso reconocerte, y te mandó lejos a un rincón de la ciudad.

Hoy, todos te aplaudimos. Y ese rincón al que te obligaron a llevar la fuente, cien años después es uno de los más modernos y distinguidos, paseo de miles de personas. Sos vecina de un barrio llamado Puerto Madero, donde sus calles llevan los nombres de notables mujeres de nuestra historia. Lola, ya no estás sola. Gracias por tu desnudez.