Ana Julia Aneise es Licenciada en Economía y Activista de Jóvenes por el Clima argentina (Movimiento ambientalista contra la crisis climática).  Hablamos con ella acerca de este tema.

En estos tiempos de pademia, de uso de barbijos, de extremos cuidados y demás, cuando se habla de los jóvenes, se los menciona con un cierto grado de irresponsabilidad o falta de conciencia.  Son protagonistas de fiestas clandestinas, de romper reglas, de no cumplir con los protocolos…

Pero no se está mirando a todo otro universo de la juventud que son las nuevas cabezas y que asumen el desafío frente a la crisis climática, de accionar y activar para cambiar los modos de producción y consumo.

Hoy vamos a hablar de estos jóvenes que quieren conservar el planeta para futura generaciones, que quieren cambiar el modo de alimentarse de vestirse de cuidar los recursos naturales…

Se torna muy difícil en estos momentos de confinamiento conectar con la naturaleza y con el ambiente.  Pero más que nunca es necesario estar en una frecuencia de mucha solidaridad y que nos demandan una reacción que nos haga reactivarnos.

También, parte de las consecuencias que nos trae  aparejada la crisis climática y ecológica en la que estamos inmersos, es también el origen de estos virus zoonóticos que producen pandemias, deben ser un llamado también a la transformación profunda hacia la que vamos y el motor, para que lejos de bajar los brazos sea un motivo para redoblar los esfuerzos.

Hay que comprender de una vez por todas, que no somos otra cosa que una pieza más de este rompecabezas que es nuestro planeta.  Somos parte del entorno. No somos sólo un individuo dentro de un engranaje.

Hay muchísimas personas que claramente no pueden estar adentro, no tienen la posibilidad de resguardarse, necesitan ganarse el mango día a día, o tienen que acudir a comedores para tener una comida diaria. Entonces es por ellos que se  debe seguir .  Es necesario contagiar solidaridad con el ambiente pero sobre todo en estos tiempos tan difíciles con otras personas.

Fomentar y proponer desde las redes, organizar actividades solidarias, junarse, salir a las callas y dar a conocer todas voces. Es importante visualizar a los que más vulnerables.

Vivimos en una ciudad donde a veces nos olvidamos que existe otro, donde hacemos invisibles a los que nos piden una mano, donde pensamos que el planeta es infinito y que lo económico es el motor de todo.  Debemos repensar el modo de producción, de relacionarnos con el entorno y de involucrarnos con los demás, pero desde la acción Ya!

Las clases dirigentes del mundo entero deben tomar cartas en el asunto de manera cuasi urgente y de una vez por todas incluir las problemáticas ambientales dentro de la agenda y no tratarlas como casos puntuales como por ejemplo “hablemos de la deforestación”, “hablemos de los incendios en los bosques nativos del país” o “hablemos de delitos ambientales….”

El desafío es entender la lucho socio ambiental como transversal y poder llevarla a cada discusión de coyuntura que se esté dando, no como algo aislado, sino atendiendo esta centralidad de la que se está hablando.

No es posible pareciera salir adelante si no logramos algunos acuerdos básicos como la producción, el trabajo y la educación.