Según los expertos en dermatología, es recomendable realizar una limpieza de cutis 1 vez por mes. Esto va a hacer que nuestra piel se encuentre limpia, libre de impurezas, fresca e incluso, en algunos casos, retarde los signos de avejentamiento.

Una buena limpieza de cutis profesional debería realizarse en un centro de estética especializado, en manos de esteticistas experimentadas. Todos tenemos alguno recomendado cerca de nuestros domicilios. Claro que a veces esto es difícil, ya que muchas en muchas ocaciones no sólo nos impide el tiempo personal que disponemos, sino también los recursos económicos.

Aquí te contaremos los pasos para realizar una buena limpieza en tu casa. Esto se puede hacer en cualquier momento del día, tomando un espacio para una, relajada y con ganas de sentirse mejor.

1. Desmaquillar

Es el primer paso y el más importante. Los restos de maquillaje, la polución y la grasa que nuestro cuerpo segrega se van acumulando en la superficie del rostro e impiden que luzca bien. Además, son los responsables del envejecimiento prematuro y de la aparición de granitos. Por eso, es esencial lavar la cara con un gel específico para retirar la suciedad de la piel o, en su defecto, con agua y jabón neutro. Si se puede hacer con agua fría para que estimule la circulación y el flujo sanguíneo, mucho mejor.

 2. Vaporizar

Aplicar vapor en la cara durante 10 o 15 minutos ayudará a abrir los poros para la posterior limpieza de éstos. Este paso, a pesar de no ser fundamental, contribuirá a que la retirada de imperfecciones sea más fácil y menos molesta.

3. Exfoliar

La exfoliación es el proceso en el que se retiran las impurezas de la piel, para ello nos hará falta un cepillo específico para limpiezas de rostro, así como un gel exfoliante granulado. Es importante, pero no hay que abusar de ella porque puede ser contraproducente. En función del tipo de piel se realizará en unos plazos de tiempo u otros (las pieles sensibles cada 15 días, las mixtas cada semana y las grasas dos veces a la semana). 

4. Retirar los puntos negros

Este paso es el más molesto de todos pero, aún así, es necesario. Se trata de retirar con las manos los poros que la exfoliación no ha podido quitar. Con suavidad y sin aplicar demasiada presión se pueden extraer perfectamente, ya que el vapor los habrá abierto y ablandado.

5. Mascarilla

Tras la limpieza intensiva es hora de recuperar la piel y darle un extra de mimos. Lo primero será aplicar una mascarilla durante cinco o diez minutos. Las hay de muchos tipos en función de la tipología de la piel o de la finalidad que se busque. En estos casos lo mejor es aplicar una hidratante o regenerativa para que la dermis se recupere tras el barrido de imperfecciones. 

6. Masajear

Aprovecharemos el acto de retirar los restos de mascarilla para masajear el rostro. De nuevo es conveniente hacerlo con agua fría para estimular los músculos de la cara. Lo haremos suavemente y con movimientos circulares para oxigenar el cutis y estimular el sistema linfático. El masaje también contribuye a cerrar los poros y a descongestionar la superficie facial.

7. Hidratar

Es el último de los pasos regenerativos y se trata de aplicar la crema hidratante que tengamos como uso habitual. Es recomendable evitar maquillarse durante las doce horas posteriores a la limpieza para dejar que todos los productos hagan su efecto y que los poros de la piel se cierren correctamente sin generar infecciones. Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología  aconsejan hidratar la piel a diario y varias veces al día, con lo que no es un proceso que sólo debamos llevar a cabo tras la limpieza.

Este proceso mantendrá nuestra buena cara durante algún tiempo, pero no evita que tengamos que visitar a un especialista al menos una vez al año. Es importante buscar un establecimiento de confianza en el que nos atiendan profesionales del sector y que, aparte de tratar nuestro rostro, se ocupen de otras partes del cuerpo.