Hablamos de Astrologia, sus conecptos básicos y nos metimos en el desarrollo de los signos zodiacales.
En la primer entrega de esta seríe de notas en donde les contaremos las características generales, buenas y malas, de cada uno de los 12 Signos Zodiacales, hablamos sobre la Astrolgía, algunas de sus caracteríscas y funciones.   
También cómo se dividen estos 12 signos: en 4 Elementos compuestos por 3 signos cada uno. Los elementos son: Fuego, Tierra, Aire y Agua.  
En este escrito, nos ocuparemos del Elemento Fuego, compuesto por los signos zodiacales: Aries, Leo y Sagitario.  
El Elemento Fuego se asocia al mundo de la energía y la vitalidad. Tiene que ver con la percepción a través del impulso de búsqueda, la verdad esencial y trascendente. Es la ley del deseo y la voluntad. Las personas que tienen mucho elemento fuego en su Carta Natal, por lo general son intuitivas y se impulsan a través de lo que desean.  

Signo ARIES:   
–  Es el primer signo del zodíaco, ubicado en la Casa 1 y cuyo Planeta Regente es Marte. Es el inicio de la rueda zodiacal, es el comienzo de un todo. es el que abre el camino y debe diferenciarse de lo desconocido. El fuego se va a manifestar en la acción, es energía que avanza y es tal cual es. Rige la parte del cuerpo: la cabeza. Y como tal es el iniciador de todo, es el que nos va a proporcionar la decisión y la iniciativa para comenzar lo que nos hayamos propuesto.
Aries en general se siente fuerte, potente y se autoreafirma en lo que hace. – Profesiones y actividades usuales: es un deportista, un bombero, un militar, un trabajador independiente, etc
 -Las cualidades arianas de acción, potencia, vibran dentro de la psique humana y producen ciertas emociones y comportamientos. El riesgo, la audacia, la competitividad, las ganas de pelear, de iniciar son parte de la carga vibratoria de la persona. 
-Aries es una cualidad masculina, agresiva, penetrante y al cosmos no le importa dónde y cómo se encarne esa energía. Sin embargo los condicionamientos culturales, familiares y psicofísicos pueden hacer que la persona reprima o niegue parte de esta energía que la constituye.  

EN LUZ O EN SOMBRA (aquí nos referiremos a las «virtudes» y «defectos» de la persona)    – Si la persona tiene Aries en luz, es decir, si es consciente de esta energía, no le teme a su fuerza potente y arrolladora, porque sabe que no causa daños ni destrucción innecesaria y que abre caminos nuevos que podrán recorrer otros. No le escapa a la competencia y siempre intenta ganar. Defiende su espacio, su territorio y sabe poner límites, manteniéndose firme y conectada al deseo que la impulsa. 
– Pero si Aries está en sombra, la persona guarda bajo llave su potencia porque tiene miedo de ella y de su capacidad destructiva. Eso puede manifestarse a través de un exceso descontrolado de la fuerza ariana o de una imposibilidad total de tomar contacto con ella.
En ambos casos, de alguna manera se manifiesta. El fuego guardado quema desde el interior: enojo, furia, agresividad, sexualidad desbocada, invasión de los espacios de otros, dolores de cabeza. En el otro extremo, puede haber poca fuerza vital, impotencia sexual, incapacidad de poner límites a otros, imposibilidad de cuidar el espacio propio y desconexión del propio deseo.