Venimos de un año de pandemia, el año de la pandemia.  Muchas personas dicen..Bueno pronto volveremos a la normalidad y tendremos la vacuna…” y con eso nos encaminamos otra vez.

Sin embargo el riesgo de futuras pandemias es tan cierto como el aire que respiramos.  Tiene que ver con las decisiones que tomamos, con las cosas que hacemos, con la organización que nos damos.  Entonces, ¿Qué hacer ahora?

Queremos profundizar un poco en las causas de producción y consumo. ¿Qué  de la organización dada nos ha perjudicado de este modo y debiera hacernos reaccionar?

Tenemos una gran cantidad de información que proviene de la ciencia climática de la ciencia de la biodiversidad, de la ciencia en general y de distintas disciplinas del conocimiento que habalan de esta situación que estamos planteando.

Es decir que dos tercios de los ecosistemas del planeta al menos están gravemente biodegradados, es decir que estos ecosistemas han perdido sus características naturales y esto tiene como causa principal y motora el modelo de acumulación y producción que tenemos, el modo de consumir y producir cosas, y como nosotros percibimos como sociedades este modo de vida  que es un círculo envolvente.

También tienen al cambio climático como motor, pero también es con antes y después, o sea que lo vemos  como causa pero también es generador, lo que hace a un conjunto de elementos que conforman un círculo vicioso.

Pero, qué es primero el ambiente o la situación social.  Es un conjunto y van de la mano.  Este es un debate que ya tiene décadas y que tuvo un fuerte impacto en la sociología ambiental y en la psicología ambiental y hoy en todas nuestras ciencias.

Por lo cual pensar que el ser humano y por ende que la sociedad es externa de la naturaleza y pensar que son dos cosas distintas, es lo que nos ha llevado hasta acá.  De que el hombre y la mujer pueden controlar, dominar la naturaleza, toda esa percepción, toda esa construcción social que tenemos, es sólo eso, una construcción, y lo que tenemos que hacer es romperla.

De modo de comprender que somos parte del ecosistema que habitamos y el único modo que tenemos de poder sostener nuestra vida en la tierra es  de un modo saludable y que incluso aporte felicidad, es transformando estas percepciones.

No hay que dejar que sigan pasando las generaciones sin hacer nada al respecto.  Es necesario comenzar a interpelar y a cuestionar esta percepción.

Es necesario también salir del nicho de los especialistas y comprometer a toda la sociedad para detener esto.  Ese es el gran desafío de estos tiempos.  Creo que es necesario hacer partícipe a toda la sociedad de las problemáticas ambientales para poder motorizar a los actores privados y a los actores públicos en todos los niveles.