Un pasito y una cagada. Señoras y señores voy a pasar a recordarles lo mucho que me arruinan el día cada vez que salgo a la calle y piso mierda. Acción que por cierto, considero una de las prácticas materiales más representativas del egoísmo, si pensamos en que la mierda de un perro siempre va detrás de nosotros, es un pedazo de caca que le tocará esquivar a la próxima persona que pase.
Según los datos que pude recolectar en mi trabajo de campo, estarían oscilando la cifra exacta de 1 a 2 veces por semana.
La hipótesis que estoy manejando, es que el 100% de los propietarios de animales que no juntan la mierda, personas que estacionan el auto en rampas para sillas de ruedas, que ven a Tinelli y que le gritan a las pibas “Qué lindo culo que tenés” a excepción del presidente, no utilizan redes sociales ni mantienen ningún tipo de relación cercana o distante con mi persona.
Como sigo pisando mierda, encontrándome con autos en medio de las rampas y demás, sospecho que mi método está fallando.
No es necesario dejar comentarios de consuelo o indignación. Quizás un ejercicio de sinceramiento ayude a visibilizar ese lado forro que tenemos y aflojar un cacho con la doble moral.
Yo por ejemplo sé que reciclar es importante e indispensable, pero me da paja. Tiro todo junto en una sola bolsa, ni hablar de lavar los envases. Si me acuerdo de alguna otra les cuento.
Deposite su forrada aquí, si se anima. No será más ni menos forra, forro o forre.
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